La Capilla de San Miguel Arcángel fue una antigua capilla gótica, dedicada a San Miguel Arcángel y San Pietro in Vincoli (San Pedro encadenado), hasta la intervención de Ferdinando Fuga con motivo del Año Santo 1750. Fue autorizada por el Arcipreste Cardenal d'Estouteville, quien encargó la decoración pictórica a Piero de la Francesca. A pesar del mal estado de conservación, los frescos del techo, con representaciones de los cuatro evangelistas, tienen un alto valor histórico-artístico, ya que son las únicas pinturas murales de Piero que aún se conservan en Roma.
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