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La fachada – la tarjeta de visita de la Basílica

Santa María la Mayor es la única de las basílicas papales que aún conserva la antigua decoración de la fachada. Antes de la construcción de la Galería en el siglo XVIII, el mosaico era visible al aire libre y, desde su avanzadilla, anunciaba la identidad del santuario: sus orígenes y los santos que allí actúan. El mosaico ocupa una superficie de casi 100 metros cuadrados y está dividido en dos registros. En el superior, sobre una pared curva, Cristo está sentado en un suntuoso trono dorado, ricamente adornado con piedras preciosas y gemas. El Pantocrátor se presenta en el centro de una Deesis, el grupo formado por Él, su Madre y Juan el Bautista. A los santos patronos de las basílicas de Santa María la Mayor y de San Juan de Letrán les siguen San Pedro y San Pablo, a quienes están dedicadas las otras basílicas principales de Roma. Santiago el Mayor (a la izquierda), protector de los peregrinos, y San Andrés Apóstol (a la derecha), hermano de Pedro, cierran la secuencia. La intervención del siglo XVIII hizo invisibles las dos figuras de los extremos laterales, San Jerónimo y San Matías Apóstol, de las que sólo se distinguen las cabezas.

Narrando en cuatro escenas el Milagro de la Nieve, es decir, la fundación de la Basílica Liberiana, el registro inferior sirve de enorme predela, un recurso totalmente original e innovador. Según la tradición, la Virgen María se apareció en sueños la noche del 5 de agosto al Papa Liberio y al patricio romano Juan. La Virgen les pidió que construyeran una iglesia en su honor, cuya extensión y ubicación ella misma indicaría con un manto de nieve fuera de temporada. A la mañana siguiente, se encontró la nieve en la colina del Esquilino, y el Papa fue el primero cavar los cimientos del edificio, que se construiría con los bienes del patricio.

 

El artista del mosaico

El artista dejó su firma en la inscripción colocada bajo los pies de Cristo: PHILIPP(VS) RVSVTI FECIT HOC O(P)VS. Filippo Rusuti fue uno de los artistas más importantes de Roma a finales del siglo XIII: no solo participó en las obras de la Basílica Superior de Asís, sino que también fue llamado, junto con su hijo Juan, por el rey de Francia Felipe IV el Hermoso (1285-1314), para ser pictor regis.

Las circunstancias de la ejecución del mosaico han sido durante mucho tiempo objeto de un acalorado debate. Las remodelaciones que siguieron a las restauraciones modernas representan la principal dificultad para hacer una lectura del conjunto. Especialmente las realizadas en los años 20 del siglo XIX, bajo la dirección de Vincenzo Camuccini, inspector de Pinturas Públicas, introdujeron cambios en el registro inferior, sobre todo en los dos primeros recuadros de la izquierda. Algunos estudiosos atribuyen la parte superior, sobre fondo dorado, al periodo anterior a la caída en desgracia de los cardenales Giacomo y Pietro Colonna, ocurrida en 1297, mientras que la parte inferior sería posterior al año 1306, en el que Giacomo recibió de nuevo el arciprestazgo de Santa María la Mayor. Otros atribuyen todo el mosaico a la mano de Filippo Rusuti y de su taller.

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Foto 1: Filippo Rusuti y taller, El Milagro de la Nieve, mosaico, 1295 aprox.

Foto 2: Antonio Tempesta (grabador) / Nicolas van Aelst (impresor), Vista de la fachada de la Basílica con el mosaico medieval, 1600, grabado. © The Trustees of the British Museum

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