Logia, Sala de Papas y Escalera Bernini

La imponente fachada, concebida por el arquitecto Ferdinando Fuga como manto de la Basílica Mariana, crea un verdadero escenario desde donde se puede admirar toda la plaza y los mosaicos de Filippo Rusuti (alrededor 1300). Cuenta la historia fundacional de la Basílica: la noche del 5 de agosto de 358, la Virgen se apareció en sueños al patricio romano Juan y su esposa. La Virgen les prometió que haría realidad su deseo de tener un hijo gracias a un milagro. La pareja fue a ver al Papa Liberio quien les contó que había tenido el mismo sueño. Al despedirse, la pareja encontró una parte del monte Esquilino cubierta de nieve. El Papa trazó con un báculo el perímetro sobre el que el matrimonio construiría la Iglesia. Aunque hasta ahora se desconoce el aspecto original de la Iglesia liberiana, la consagración de la actual Basílica, construida por el Papa Sixto III después del Concilio de Éfeso en 431, tuvo lugar el día del milagro, el 5 de agosto. En memoria del milagroso evento, cada año se llevan a cabo celebraciones solemnes, en cuyo momento culminante cae una lluvia de pétalos blancos desde el techo sobre el altar mayor.

La Sala de los Papas es la más representativa del gran proyecto arquitectónico ideado por el Papa Pablo V (1605-1621). El lombardo Flaminio Ponzio construyó un gran palacio, de cinco plantas, destinado a los canónicos de la Basílica. La sala constituye una especie de Panteón de los personajes ilustres vinculados a ella: Cardenales, el Arcipreste San Carlos Borromeo, Papas y la familia real de España, muy devota de la Basílica, siendo el Rey español Proto canónico del Cabildo. La elegante escalera de caracol, llamada así por "Gian Lorenzo Bernini", está realizada en piedra travertino y conecta los cinco niveles del edificio con la Sacristía Nueva. Su forma, sin columnas, recuerda una concha estilizada y sus líneas siguen un sentido ascendente. Simboliza el viaje humano de la tierra al cielo, de la oscuridad a la luz.